viernes, 26 de septiembre de 2014

Culpable.

Preguntas cómo hemos llegado a esta situación de odiarnos y de avasallarnos con tanto rencor. "¿Por qué?", preguntas, "¿por qué?". Incrédulos ante el abismo que nos parte en dos. Afanas toda la indulgencia, nunca das un "Yo". "¿Por qué?", insistes, "¿por qué?". Renaces embriagada en ira por el qué dirán. Me increpas consternada. Lloras, que no puedes más. "¿¡Por qué!?, me gritas, "¿¡por qué!?". Y me empiezo a preguntar si la respuesta te valdrá... Culpable de decir "ya basta" cuando me desgastas con cada porqué. Culpable de quererte tanto que me equivoqué. Culpable de pedir perdón, de no saber cuál fue mi error. Culpable de seguir tratando de calmar tu voz.
Si vuelves a preguntar responderé con mi verdad: "Culpable de decir "ya basta" cuando me desgastas con cada porqué. Culpable de quererte tanto que me equivoqué. Culpable de pedir perdón por no tener la solución. Culpable de quererte tanto que olvidé mi voz..."