jueves, 7 de junio de 2012

Me caigo muchas veces, pero me levanto y sigo mi camino.

Puede que un día tenga mil sonrisas y abrazos para repartir y otros en cambio no tenga ganas de nada. Quiero a muchas personas y odio a otras tantas. Para unos seré demasiado perfecta, cosa que no entenderé jamás, y para otros tendré muchísimos defectos. Para algunos seré la mejor amiga del mundo y otros no me querrán ni ver. Tengo muchas cosas buenas, pero también tengo muchas malas, lo sé. Me gusta contarle mis secretos a la gente en quien confío y que ellos me demuestren que confían también en mí. Me encanta picar, pero no aguanto que me piquen. No me gusta pasar diez minutos hablando con mis amigas, sencillamente prefiero hablar horas y horas. Me gusta reír y hacer reír. Me encantan los pequeños detalles. Me gusta pasar buenos momentos y luego recordarlos, aunque no hay nada más triste que un recuerdo feliz: el poder recordarlo y no poder estar allí. Me gusta actuar sin pensar en las consecuencias, aunque luego me arrepienta. Adoro las tardes en las que estoy tranquila aunque a veces prefiera estar con mis amigas en un parque haciendo la tonta. Me gusta saltarme las reglas y no seguir siempre una misma rutina. Aprender de mis errores, que no son pocos, también me gusta. A veces puedo ser muy tímida y otra en cambio ser la chica más lanzada del mundo. Odio los lunes y me encantan los sábados. Tengo miradas que matan y sonrisas que hipnotizan. Odio que me hagan callar, aunque no me importa si es con un beso. Me encanta hacer locuras y pasarlo genial, que la vida son dos trazos y un borrón y no estamos como para andar perdiendo el tiempo en estupideces. Y lo último y más habitual en mí: me tengo que caer cien veces porque sino, no aprendo.