domingo, 8 de marzo de 2015

El peligroso juego de los amantes.

¿A qué suena el silencio? ¿A qué huelen las nubes? ¿A qué sabe el fracaso? ¿A qué huelen los celos y nuestros oscuros secretos?

¿A qué huelen los besos, el llanto, la ternura... a qué saben los posos de la locura? ¿A qué saben los miedos?


Cómo suena en tu boca... "te necesito"... de un corazón que late en la lejanía. Proyecto de poeta, mirando a través de la ventana su maltratada silueta.




¿A qué huele el pasado, el paso de los años, el postoperatorio del desengaño? ¿A qué sabe el olvido? ¿A qué huele la risa?

¿Cómo suena la suerte? ¿A qué sabe el deseo, los cuentos de fantasía en los que no creo? La muerte mientras espera ahí, riendo, dando palmas por bulerías.

¿A qué huelen las almas que van a pique, el odio, las ideas, los polvos al abrigo de las mareas, los piropos que te suben los colores, las cartas de amor de los soñadores?

Y todos tus reproches... Ahora ya sé a qué sabe la ausencia de "buenas noches", las ruinas provocadas por los derroches. ¿A qué suena tu piel lejos de mi piel?

¿A qué suenan las astas del adulterio, las ascuas del pecado? ¿A qué saben los vicios que aún no he probado? Las ilusiones rotas, el descorchado de una vida esfumada y el eco en la cabeza de las despedidas.

Pasión animal a primera vista, retazos del alma que no me cosen, llantos a las seis de la madrugada, confesiones mudas que me destrozan.


El peligroso juego de los amantes.

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