lunes, 12 de septiembre de 2011

Puede que la vida no sea la fiesta que esperábamos.

Con cada vaso de alcohol acabas con cientos de células, pero eso no importa mucho, tenemos millones. Primero mueren las de la tristeza, así que estás sonriente, feliz. Luego mueren las del silencio y todo lo dices en voz alta aunque no haya nadie para escucharte y parezcas una idiota hablando con tu propia sombra. Pero no importa porque después mueren las de la gilipollez y hablas con inteligencia y dices todo lo que realmente piensas. Y por último, las células de los recuerdos. Ésas, ésas son las más difíciles de matar..
- Camarero, otro vaso, por favor.