jueves, 6 de noviembre de 2014

Cómo nunca llegamos a conocernos.

¿En qué piensas?
...
Pienso en que después de este baile te acompañaré a tu casa y por el camino tontearemos, bromearemos y reiremos, y justo enfrente de tu puerta nos besaremos, nos miraremos y me dirás que tienes que entrar sola. Yo aceptaré, girándome una última vez para asegurarme de que sigues mirando. Tú entrarás en casa pensando en mí y encontrarás el número de teléfono que te dejé en el bolso mientras bailábamos. Pasarán tres días. Me llamarás, aceptaré y volveremos a reírnos. Volveremos a tu casa, pero esta vez entraré y haremos el amor; lo haremos una, dos y tres veces... a la tercera siempre soy mejor, créeme. Los dos sabremos que no es una noche más, que es una noche especial. Pasará algún tiempo hasta que decidamos que estamos saliendo juntos... Salir juntos... Qué expresión tan fea, ¿no crees? Conoceré a tus padres, a tu madre no le caeré muy bien, y caminaremos por la playa cuando sea invierno y haga mucho frío, y por la montaña en verano, porque seremos diferentes, seremos únicos. Te pediré que te cases conmigo con pétalos de rosas y el mar como único testigo. Tú aceptarás, nos casaremos y nos compraremos nuestra propia casa, una casa con un pequeño jardín y un vecino un poco pesado. Ahí nacerán nuestros hijos. Pasaremos los fines de semana entre partidos de fútbol y clases de ballet. No tendremos tiempo para nada y eso nos gustará. Nuestros hijos crecerán y traerán nietos y con ellos una felicidad nueva. Tendremos nuestra propia familia... ¿Sabes lo que es eso? Que envejeceremos juntos y nos querremos hasta el final como al principio, y un día a nuestros nietos ya mayores les contaremos cómo nunca llegamos a conocernos...

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