lunes, 3 de noviembre de 2014

Siento que la madrugada nos hizo más fuertes.

Te juro que es verte la cara y mi alma se enciende, sacas al sol las pestañas y el mundo florece. Dejas caer caminando un pañuelo y mi mano, sin mí, lo recoge. Tienes la risa más fresca de todas las fuentes. Eres el timbre del nido de mis gorriones. Hueles a hierba y me sabes a tinta y borrones. Eres el rayo de mayo, mis letras, tus cremas, cantando en el coche. Cuando juntamos las sillas me siento tan torpe... Tienes verdades, abrazos que abarcan ciudades. Tienes un beso de arroz y de leche en el valle. Y dices que vienes de Marte y vas a regresar... vamos, que te irás. Pero es que a veces, tan solo a veces, lo que está siendo es lo que parece: a veces parece que te hayas marchado ya...
Mi hembra, mi dama valiente se peina la trenza como las sirenas y rema en la arena si quiere. ¡Ay, mi hembra! Tus labios de menta te quedan mejor con los míos si ruedan... mejor tu sonrisa si muerde. ¿Te acuerda de cuando empezaron los amaneceres? Siento que la madrugada nos hizo más fuertes y luego la charla tranquila entre gotas... las migas hicieron su parte. Luego se juntan las sillas, las voces se duermen. Siento que las lágrimas caen, pero no tienen nombre. Creo que tu confusión te la quito en un baile. En eso consiste la libertad, en no renunciar a entregarte más. Tú a mí me gustas tal como eres. Si a ti te pasa lo mismo, y quieres, nos vamos para adelante y llegamos hasta el final.

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